Un periodo de crisis como el que
vivimos, supone el momento ideal para pensar qué hemos hecho mal y por qué. A
menudo esperamos a la vuelta de las vacaciones o a primero de año para
cargarnos de nuevos propósitos, cayendo éstos al poco en saco roto. Una etapa
como la que estamos atravesando, debe verse como el trampolín adecuado para reinventarse y
reciclarse (tanto en lo personal como en lo profesional) dejando a un lado el
acomodo y bienestar ocasionado por los tiempos de bonanzas. Es hora de marcar
en nuestra mente el punto de inflexión, volver la vista atrás y no quedarnos únicamente
con aquellas ideas, proyectos o cosas que funcionaron en el pasado, sino tomar
nota también de aquellas otras que erróneamente nos han conducido a la
situación actual (económica, social y personal).
El tiempo pasa y la sociedad
camina como pollo sin cabeza en busca de un nuevo mesías que le marque el
camino y al que jamás encontrará si no mira en su interior. Es hora de
emprender, no desde el punto de vista profesional sino del personal,
estableciéndonos objetivos a corto plazo que nos motiven a continuar. Imaginemos
un país como España con 46 millones de emprendedores o una empresa privada en
la que cada empleado emprende de manera autónoma, sin asumir mayor carga de
trabajo, con el único propósito de conseguir los objetivos marcados previamente
por él mismo. Dicho cambio de actitud no requiere de ningún movimiento social,
partido político o ideología concreta para llevarlo a cabo, tan sólo de intentar
hacer lo que nos toque en ese momento lo mejor posible, sin miedo al fracaso.
Pensemos que cuando nos equivocamos, estamos ante una nueva oportunidad para mejorar
y por tanto, de crecer a nivel personal; por ello, marquemos el punto de
inflexión y emprendamos.
En una sociedad global como en la
que vivimos, las personas no somos más que meras notas de una partitura que conforman
una melodía, la cual podrá gustarnos en mayor o menor medida, pero que al final
dependerá de cómo éstas estén dispuestas.
Como escribió Antonio Machado en uno
de sus versos: caminante, no hay camino, se hace camino al andar.