viernes, 12 de abril de 2013

Es hora de emprender... personalmente


Un periodo de crisis como el que vivimos, supone el momento ideal para pensar qué hemos hecho mal y por qué. A menudo esperamos a la vuelta de las vacaciones o a primero de año para cargarnos de nuevos propósitos, cayendo éstos al poco en saco roto. Una etapa como la que estamos atravesando, debe verse como el trampolín adecuado  para reinventarse y reciclarse (tanto en lo personal como en lo profesional) dejando a un lado el acomodo y bienestar ocasionado por los tiempos de bonanzas. Es hora de marcar en nuestra mente el punto de inflexión, volver la vista atrás y no quedarnos únicamente con aquellas ideas, proyectos o cosas que funcionaron en el pasado, sino tomar nota también de aquellas otras que erróneamente nos han conducido a la situación actual (económica, social y personal).
 
El tiempo pasa y la sociedad camina como pollo sin cabeza en busca de un nuevo mesías que le marque el camino y al que jamás encontrará si no mira en su interior. Es hora de emprender, no desde el punto de vista profesional sino del personal, estableciéndonos objetivos a corto plazo que nos motiven a continuar. Imaginemos un país como España con 46 millones de emprendedores o una empresa privada en la que cada empleado emprende de manera autónoma, sin asumir mayor carga de trabajo, con el único propósito de conseguir los objetivos marcados previamente por él mismo. Dicho cambio de actitud no requiere de ningún movimiento social, partido político o ideología concreta para llevarlo a cabo, tan sólo de intentar hacer lo que nos toque en ese momento lo mejor posible, sin miedo al fracaso. Pensemos que cuando nos equivocamos, estamos ante una nueva oportunidad para mejorar y por tanto, de crecer a nivel personal; por ello, marquemos el punto de inflexión y emprendamos.
 


En una sociedad global como en la que vivimos, las personas no somos más que meras notas de una partitura que conforman una melodía, la cual podrá gustarnos en mayor o menor medida, pero que al final dependerá de cómo éstas estén dispuestas.
 
Como escribió Antonio Machado en uno de sus versos: caminante, no hay camino, se hace camino al andar.

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